El 17 de abril del 1964 nacía el Mustang, un coche de carácter deportivo y dimensiones comedidas para lo que se estilaba en el mercado americano. Su impacto fue inmediato, con una gran promoción internacional sobre la que se cimentó su éxito comercial. El prototipo de 1962 marcó el camino para su desarrollo, pero fue al año siguiente cuando Ford mostró un concept con los rasgos esenciales de la versión definitiva. En la primera época de su nacimiento, sobre la primera serie,hubo numerosas versiones que potenciaron su atractivo. Pero con la segunda generación se perdió el rumbo, con un Mustang que mostraba una filosofía muy diferente, alejada del espíritu que hasta entonces había mostrado. Fue el modelo de 2005, con un atractivo remake, el que devolvía al Mustang a la senda de su esencia, potenciada con la versión lanzada este año, de la que ya se ha mostrado su variante más picante, el Shelby.
Primera generación
El primer Mustang, conocido como el 64 y medio por su fecha de nacimiento, comenzó con dos carrocerías, hardtop y convertible, comercializándose al año siguiente la variante fastback. Disponía de cuatro opciones de motorización, un 6 en línea de 170 CV y tres V8 de hasta 289 CV. Podían montar un cambio manual de 3 ó 4 velocidades, o una caja automática de tres.
Esta primera generación se fabricó durante nueve años, pero fruto de la filosofía de aquella época en el mercado americano, prácticamente cada año mostraba una evolución que afectaba a casi todos los órganos del coche, con un desarrollo constante de su imagen y versiones cada vez más potentes. En 1967 se lanzó el Shelby GT500, cuyo V8 rendía 355 CV. El primer auténtico «muscle car» sobre la base del Mustang. Esta serie montó el propulsor más grande, un V8 de siete litros de cilindrada y 427 CV. La variante que puso fin a esta generación varió en 1971 su imagen, creciendo incluso en tamaño, y montando como motor más potente un V8 de 5,7 litros y 351 CV.
Segunda generación
En 1974 nació la segunda generación, que supuso un cambio radical en su filosofía y en su imagen. Fue el giro que buscó Ford en una época de crisis, separándole del primer concepto. Montaba incluso motores 4 cilindros, con un V8 como tope de gama de 302 CV. Sólo estuvo cuatro años en el mercado.
Tercera generación
La tercera generación supuso una evolución de este concepto, un una imagen más deportiva, pero lejos de la personalidad de las primeras series, disponiendo de una versión descubierta. Estuvo casi 14 años en el mercado, con una amplia oferta de motores, entre ellas un cuatro cilindros en línea, con el V8 de 302 CV de la generación anterior como versión más potente.
Cuarta generación
La cuarta generación nacía en 1994, recuperando parte de la esencia del primer modelo, con formas más dinámicas, carrocería fastback y también cabrio. Motores V6 y V8, con una versión Cobra que estrenó la generación anterior, que en su variante más potente montaba un 5,8 l de 351 CV.
Quinta generación
Pero fue la quinta generación, en 2005, la que recuperó del todo el espíritu del original, con una imagen que suponía un remake de la variante del ’70. Con rasgos del primer modelo, incluía guiños hacia, éste incluso en detalles del interior. Motores V6 y V8, con potencias comprendidas entre los 200 y los 351 CV.
Sexta generación
Y ya, este año, veía la luz la nueva generación, que mira de nuevo a otros mercados, como el europeo. Mantiene la imagen musculosa del anterior, pero con una puesta a punto del chasis a la altura de lo que sugiere su impactante diseño y una alta calidad para cubrir con lo que se exige a este lado del mercado. Así como sus motores, puesmonta un eficiente cuatro cilindros de 2,3 l y 310 CV como escalón básico, y el V8 del modelo anterior, ahora con 435 CV. Ya ha mostrado la versión Shelby GT350, con clásica decoración con las dos bandas recorriendo la carrocería.
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